jueves, 3 de febrero de 2011

En donde estás nada hay.

Soltaste mis manos, me dejaste caer y nunca pude aprender a volar.

Ahora soy un ciempiés, nada me ayuda, nadie me observa.

Soy raro, soy extraño, soy diferente, soy nada y todo a la vez.

Vivo o sigo, es una decisión difícil, a la cual aun no llego.




Siento, respiro, anhelo, tengo, pierdo, dejo, y muero.


Me quiero sentir presa de algo, no quiero libertad, aunque la anhelo, aunque la necesite.

No quiero oler a desesperación, solo quiero sentirla.

Quiero temerte, no quiero verte más, pero quiero sentirte siempre.

Me has hecho gritar, vivir, bailar, girar y regresar.

No podemos tomar nuestras manos otra vez, sería demasiado, no podemos danzar como Walquirias sin hogar, pero podemos observar como un lobo observa la sensualidad de la luna llena una mañana de febrero.

Me gustó mientras el encanto vacilaba en la pendiente luna violeta.

Tal vez solo fuiste explosión en él.

Vivamos otra vez el final. Para olvidar el principio.

Déjame sentirte, déjame recordarte, déjame vivirte, déjame olvidarte.

Al ritmo de la oscuridad danzaré hoy, mañana, y el final nunca llegará.

Solo sentiremos el alba y el ocaso. En su infinita sabiduría ignorante nos observarán, nos tocarán, seremos nosotros y ellos serán ellos.

Mis palabras de significado están llenas al igual que vacías de coherencia para muchos permanecen.

Nunca tienen una finalidad, siempre poseen causas.

...llena los sentidos...

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